El mundo después de la pandemia no es el mismo, hay una marcada diferencia en como las personas se comportan, en las nuevas medidas que adoptaron a su vida cotidiana, sus hábitos y por su puesto la forma de percibir en general situaciones que suceden diariamente. La pandemia trajo consigo grandes enseñanzas pero también consecuencias, como es el caso del aumento de la depresión y la ansiedad en la población.
Según un informe publicado en The Lancet, en el mundo se produjeron, en 2020, 53 millones de casos de depresión adicionales debido a la pandemia, y 76 millones de ansiedad.
Con información de ABC
El documento, coordinado por investigadores de Centro de Salud Mental Queensland de la Universidad de Queensland (Australia), mostró que las mujeres y los jóvenes fueron las personas más afectadas por la depresión mayor, la más grave, y el trastorno de ansiedad.
Igual que vamos al médico cuando tenemos un problema de salud físico, es importante no dejar pasar el malestar emocional y pedir ayuda profesional. Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra este 10 de octubre, recordamos las señales que pueden alertar de que estamos ante un trastorno depresivo o de ansiedad.
La OMS señala que, en un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas. Se presentan otros síntomas, entre los que se incluyen la dificultad de concentración, el sentimiento de culpa excesiva o de autoestima baja, la falta de esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.
Síntomas de depresión
- Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces
- Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño
- Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso
- Cansancio y falta de energía
- Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa
- Dificultad para concentrarse
- Movimientos lentos o rápidos
- Inactividad y retraimiento de las actividades usuales
- Sentimientos de desesperanza o abandono
- Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio
- Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, incluso la actividad sexual