Uno de los más graves problemas a los que nos podemos enfrentar cuando tenemos una mascota es que esta se ponga a ladrar de manera frenética cuando nos vamos de casa o cuando suena el timbre de la puerta de entrada. Sobre todo, por la molestia que ello suele suponer para los vecinos y la convivencia diaria con ellos. ¿Qué trucos podemos llevar a cabo para que nuestro perro no ladre cuando suena la puerta? Veamos algunos consejos que podremos llevar a la práctica de manera sencilla.
La Vanguardia
Esta pregunta tiene una respuesta muy sencilla, y seguro que te la habrás imaginado ya. Los perros son animales muy territoriales (y esto se acentúa en determinadas razas, como los pasteles alemanes, los boxer o los dóberman) y su ladrido no es sino una alarma que nos avisa de que algo no va como es debido. El timbre no deja de ser un sonido fuerte que enturbia su paz y que, por ende, puede también interferir en los otros miembros de la manada, es decir, nosotros.
¿Cómo hago para que mi perro deje de ladrarle a la puerta?
1. Haz que el timbre sea un sonido con el que se familiarice. Para ello, pídele a algún miembro de tu familia (o incluso tú mismo) que haga sonar el timbre repetidas veces dejando un pequeño tiempo entre toques. Estando a su lado y tranquilizándolo convertirá ese sonido en algo normal y cotidiano.
2. Lleva a tu perro a su sitio de seguridad. Cuando alguien llame y tu perro comience a ladrar, envía a tu mascota a su camita o al lugar donde suela estar tranquilo. Una vez allí, dale alguna croqueta como premio. Cuando asocie el timbre con ir a la cama, dejará de ladrar.
3. No regañes o grites a tu perro cuando se ponga a ladrar. Esto solo podría producir el efecto contrario al deseado.
4. En el momento en que tu perro ya no ladre cuando llamen a la puerta, prémialo con una deliciosa croqueta. El refuerzo positivo es una de las técnicas que más funcionan a la hora de educar a nuestra mascota.
Has de tener en cuenta que esto puede llevarte un tiempo considerable. No olvides anotar en un diario o libreta todos los progresos que vayas consiguiendo, apuntando el tiempo que se lleva ladrando y comprobando si con el tiempo van a más o a menos. Al lograr que deje de ladrar estaremos no solo evitando conflictos vecinales sino, también, aportando al perro seguridad y reduciendo su nivel de ansiedad.