Los aportes vitamínicos al cuerpo humano y a su sistema son claves durante las labores del día a día, y en el desarrollo correcto de las distintas funciones que realiza el organismo, por lo que un déficit de cada uno de los elementos que componen estos beneficios, como lo pueden ser también los nutrientes y los minerales, puede traer un mal funcionamiento diario que no haya sido detectado.
Existen distintos grupos de vitaminas, como lo pueden ser las vitaminas A, B o C, entre otras, cumpliendo cada una con una función diferente para el cuidado de los órganos, el torrente sanguíneo, o hasta incluso las articulaciones. Dentro de estas resaltan las del grupo B por sus antioxidantes tan beneficiosos para el cuidado del organismo, especialmente ante la llegada progresiva del envejecimiento.
En el caso puntual de la vitamina B12, esta resalta por brindar un aporte integral al organismo, especialmente en el cuidado de las neuronas, y de los glóbulos sanguíneos, como lo índica el portal Salud180, el cual también se encargó de brindar algunas señales o afectaciones que se pueden estar presentando en el desarrollo de las funciones humanas, y que podrían indicar falta de esta vitamina.
La cantidad de consumo necesaria puede cambiar con el paso de la edad, sin embargo, esta durante la niñez hasta la llegada de la adultez suele ser de 2,4 microgramos, pero, esto puede variar de acuerdo a algunos factores, como lo puede ser el embarazo, o estar en periodo de lactancia, lo que puede requerir un consumo extra de esta vitamina, al menos hasta los 2,6 o 2,8 microgramos.
Las afectaciones más grandes de esta falta, pueden desencadenar en la generación de anemia, de tipo megaloblástica, lo que traiga dificultades bastante importantes en la recuperación de energía por parte del cuerpo humano, al haber una disminución de glóbulos rojos.
Sin embargo, hay otros elementos más concretos que pueden causar una alerta respecto a esta falta vitamínica, como lo puede ser, el cansancio o debilidad, la constipación, la pérdida tanto de apetito como de peso, hormigueo en pies y manos, inflamación de lengua o boca, dolores de cabeza, o hasta incluso afectaciones emocionales como lo puede ser la depresión.
Entre los alimentos claves en la ingesta del ser humano, para evitar este déficit, resaltan el pescado, el pollo, el hígado, la leche, o demás productos lácteos que cuentan con este nutriente dentro de su composición, para así dar este aporte al sistema.