El día 6 de noviembre es considerado como el Día del Paludismo en las Américas. Ha sido concebido como una plataforma para que los países de la Región puedan llevar a cabo una campaña dinámica contra la enfermedad durante todo el año.
El paludismo, o malaria, es una enfermedad febril aguda provocada por parásitos del género Plasmodium que se propagan a las personas a través de la picadura de mosquitos del género Anopheles hembra infectados. Se trata de una enfermedad prevenible y curable, según reseña la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué es y cómo se transmite?
El paludismo es una enfermedad potencialmente mortal, presente principalmente en los países tropicales. Se trata de una enfermedad prevenible y curable. Sin embargo, sin un diagnóstico rápido y un tratamiento eficaz, un caso de paludismo no complicado puede evolucionar a una forma grave de la enfermedad, que a menudo es mortal si no se trata.
El paludismo no es contagioso y no puede transmitirse de una persona a otra; la enfermedad se transmite por la picadura de mosquitos Anopheles hembra. Cinco especies de parásitos pueden provocar paludismo en el ser humano, dos de las cuales, Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax, constituyen la mayor amenaza. Existen más de 400 especies diferentes de mosquitos Anopheles y alrededor de 40 de ellas, denominadas especies vectoras, pueden transmitir la enfermedad.
El riesgo de infección es mayor en algunas zonas que en otras, en función de múltiples factores, entre ellos el tipo de mosquitos locales. También puede variar según la estación, siendo el riesgo más alto durante la temporada de lluvias en los países tropicales.
¿Cuáles son los síntomas y cómo se diagnostica?
Los primeros síntomas del paludismo suelen darse entre 10 y 15 días después de la picadura de un mosquito infectado. Por lo general se tiene fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, aunque estos síntomas pueden ser leves y es difícil atribuirlos al paludismo. En las zonas con paludismo endémico, las personas que han desarrollado una inmunidad parcial pueden infectarse pero no experimentar síntomas (infecciones asintomáticas).
La OMS recomienda un diagnóstico rápido de los presuntos casos de paludismo. Si el paludismo por Plasmodium falciparum no se trata dentro de las primeras 24 horas, la infección puede progresar a una forma grave, o incluso mortal. En adultos, el paludismo grave puede provocar una insuficiencia multiorgánica, mientras que en los niños a menudo se manifiesta en forma de anemia grave, dificultad respiratoria o paludismo cerebral. El paludismo humano provocado por otras especies de Plasmodium puede causar una forma grave, y potencialmente mortal, de la enfermedad.
El paludismo se puede diagnosticar mediante pruebas que detectan la presencia de los parásitos causantes de la enfermedad. Existen dos tipos principales de pruebas: examen microscópico de frotis de sangre y pruebas de diagnóstico rápido. Las pruebas de diagnóstico permiten a los profesionales de la salud distinguir el paludismo de otras causas de enfermedades febriles, lo que facilita la administración del tratamiento adecuado.
Tratamientos
El paludismo es una enfermedad susceptible de tratamiento. Los tratamientos combinados con artemisinina (TCA) son los medicamentos antipalúdicos más eficaces de que se dispone en la actualidad y son el pilar del tratamiento recomendado contra el paludismo por Plasmodium falciparum, el parásito de la malaria más mortífero a escala mundial.
En los TCA se combinan dos fármacos activos con diferentes mecanismos de acción, a saber, con inclusión de derivados de la artemisinina extraídos de la planta Artemisia annua y un fármaco asociado. La función del compuesto de artemisinina es reducir el número de parásitos durante los primeros tres días de tratamiento, mientras que la del fármaco asociado es eliminar los parásitos restantes.
Como no es previsible que ninguna alternativa a los derivados de la artemisinina entre en el mercado durante varios años, es necesario conservar la eficacia de los TCA, por lo que la OMS recomienda que el tratamiento solo se administre a las personas que hayan dado positivo para el paludismo. La OMS no apoya la promoción o el uso de material vegetal de Artemisia (ya sea en forma de tés, tabletas o cápsulas) para la prevención o el tratamiento del paludismo.
Durante el último decenio, la resistencia de los parásitos a los medicamentos antipalúdicos se ha convertido en una amenaza a la lucha contra el paludismo, en particular en la subregión del Gran Mekong. También preocupan a la OMS los informes más recientes sobre la presencia en África de paludismo farmacorresistente. Hasta la fecha, se ha documentado resistencia en tres de las cinco especies de paludismo de las que consta que afectan al ser humano: P. falciparum, P. vivax y P. malariae. Sin embargo, casi todos los enfermos infectados con parásitos resistentes a la artemisinina que han sido tratados con TCA se han curado completamente, siempre que el medicamento asociado fuera altamente eficaz.