El papa Francisco abandonó hoy el hospital Gemelli de Roma en el que permanecía ingresado por una bronquitis y, a su salida, se bajó del coche para dejar claro ante las cámaras que se encuentra bien: «Todavía estoy vivo», declaró en su habitual tono bromista pero con la voz algo cansada dada su convalecencia.
EFE
El pontífice, d 86 años y hospitalizado desde el miércoles, salió a las 10:20 horas locales (9:20 GMT) del Gemelli sentado en el asiento del copiloto de un pequeño coche blanco de la marca Fiat, escoltado por la policía y por sus agentes de su seguridad.
El vehículo redujo su velocidad al pasar por delante de un grupo de fieles y periodistas que esperaban a un lado de la carretera y Francisco, que los saludaba con la mano desde la ventanilla bajada, decidió apearse para dar sus primeras declaraciones públicas.
«Santo Padre, ¿cómo se encuentra?», preguntó una reportera, a lo que el pontífice, ya sobre la calzada y ayudado de un bastón, respondió, con un tono de voz algo cansado: «Todavía vivo, ¿sabe?», una declaración directa que acompañó con una de sus habituales anécdotas.
«Me viene a la mente una cosa que una vez me dijo un viejo, un hombre más anciano que yo, ante una situación como esta. ‘Yo padre a no conozco la muerte pero la he visto venir… ¡Es fea, eh!'», rememoró el pontífice, entre risas.
Nada más bajar del coche Francisco dedicó un agradecimiento a las decenas de periodistas que en estos tres días de hospitalización han seguido la evolución de su salud: «Gracias por vuestro trabajo, un bello trabajo», refirió ante las cámaras y micrófonos.
En este sentido, aseguró que en estos días ingresado ha leído las crónicas que escribían sobre él: «Bellos artículos, cosas precisas para evitar fantasías. Sois bravos, bravos», elogió.
Luego, naturalmente, también tuvo palabras de encomio para la «heroicidad» de los médicos y del personal sanitario: «Yo admiro mucho a la gente que trabaja en los hospitales», confesó.