Luis José Gómez Mota
América Latina ha estado marcada por una larga historia migratoria. Actualmente uno de los acontecimientos más determinantes es el éxodo masivo de venezolanos, quienes no solo huyen de los fallos económicos, sociales, políticos y de desarrollo en Venezuela hacia países de Norteamérica y Europa, sino también son millones los que buscan hospitalidad en países de la región, como es el caso de Colombia.
Con un aproximado de 2,2 Millones de venezolanos, Colombia se sigue manteniendo durante el 2022 como el país con mayor cantidad de inmigrantes venezolanos, incluyendo refugiados y solicitantes de asilo. Una pasmosa cifra estimada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) de dicho país.
Pero como si fuera poca la angustia, estrés e incertidumbre de la comunidad venezolana radicada en Colombia, este 2022 culmina un periodo presidencial para dar inicio a otro. Quienes promovieron la creación de mecanismos de integración socioeconómica ya no son parte de la contienda por el palacio de Nariño, la casa presidencial. Colombia ha decidido tomar un nuevo rumbo, uno que deja atrás el establecimiento en busca de lo que su pueblo anhela como un llamado cambio, pero que para la migración venezolana abre la constante interrogante de ¿Qué pasará con nosotros?
En Gustavo Petro, presidente electo, reposa la gran responsabilidad de asumir todo un proceso de transformación del Estado, bajo el cambio que ha prometido a los colombianos.
¿Pero qué nos depara a los venezolanos?
Propuestas como «Colombia sin xenofobia acoge a la población migrante como sujeto de derechos» e «igualdad de condiciones con la población colombiana”, pueden leerse en el programa de Gobierno de Gustavo Petro, lo que nos indica que, posiblemente, las cosas no sean tan intricadas como los venezolanos tememos.
Sin embargo, aunado a la venidera e intrigante restauración de las relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, no menciona de forma tácita en sus propuestas como seria la gestión migratoria relacionada al Estatuto Temporal de Protección para venezolanos, dejando un sinsabor para las organizaciones que representan a esta extensa comunidad y que por años no han detenido ni un instante su ardua labor a favor de estas causas.
El Estatuto Temporal de Protección para venezolanos es un mecanismo para las personas refugiadas y venezolanas en Colombia, complementario al régimen de protección internacional de refugiados y con una vigencia de 10 años de permanencia regular en el territorio.
Pero es el mismo parágrafo del artículo 2 del mencionado decreto, donde se establece dicha utilidad, el que alerta sobre la posibilidad de que un gobierno de turno pueda prorrogarle o, por contrario, derogarle; dejando sin efectos un derecho otorgado con fines de desarrollo al brindar un mejor acceso al campo laboral, educación y sistema de salud a una población desprotegida principalmente por su propio Estado.
¿Y sí deroga el Estatuto, perdemos todo?
El Principio de Progresividad y su mandato de no regresividad de los derechos humanos, dispuesto tanto por el Derecho Internacional como la jurisprudencia colombiana, prevé que los derechos no pueden ser objeto de disminución, de manera tal que, al solo poder aumentar, deben garantizarse por todos los medios existentes de forma gradual y progresiva.
Por lo que la respuesta es no, no perdemos todo.
¿Seguimos preocupados?
– Seria incoherente no estarlo.
Colombia, país que nos ha abierto sus brazos en reciprocidad de vivencias pasadas y que hoy nos acompaña ante una Venezuela en crisis, nos duele y preocupa lo que también ocurra en ella.
Petro promete “diversidad, política de amor, gobierno de esperanza y paz integral”. Como los colombianos, a los venezolanos nos inquieta que su promesa quede solo en palabras, porque independientemente de lo que Colombia ha decidido, los venezolanos seguiremos aportando a este gran país, honrando siempre una hermandad histórica que solo dos países como los nuestros son dignos de representar.
Colombia dio un giro en su historia, y en busca de su bienestar, muchos estamos dispuestos a seguir apostando a ella.
Luis José Gómez Mota
Abogado venezolano, Fundador y presidente de la Fundación Yo estoy aquí, Acreditado miembro UNESCO-Venezuela por la Federación Venezolana de Asociaciones, Centros y Clubes Unesco