Marbella Díaz Wever
Dios Padre que enviaste a tu Hijo unigénito para redimirnos, Rey de Reyes y Señor de Señores, tuyo es el reino, el poder y la gloria.
Con corona de espinas y túnica púrpura fuiste azotado y crucificado, llevado al Gólgota donde una lanza traspasó tu costado y allí expiraste tu último aliento de vida.
Estaba escrito.
Naciste en un pesebre, del viente de una mujer santa y pura, mujer escogida por Dios para ser la madre de su Hijo; de Oriente vinieron a adorarte tres magos guiados por una estrella, quienes se postraron ante ti para venerarte y ofrendarte, Oh, Jesús de Nazareth, el Mesías, el Redentor.
Estaba escrito.
Querido Niño Jesús, ¡Muchos te escriben para pedirte y pocos son los que te dan!
Tú gloria se dibuja en tu pequeñez, tu amor en la sencillez y tu fuerza ante la debilidad del hombre.
En Belén no había nada, todo faltaba, sin embargo la esperanza y el regocijo llegaban con la luz divina del Dios Padre Todopoderoso.
Nos dejaste tu palabra, tu sangre y la promesa de una pronta venida…
Nos postramos ante ti para alabarte, para entonar un Aleluya.
Enséñanos a caminar en el claroscuro de la fe, pues “Sólo Dios basta”.
Señor te pedimos ser mensajeros de tu infinito amor, de tu perdón y aceptación.
Ayúdanos a seguirte con reverencia, fe, esperanza y caridad.
Perfuma nuestras almas con alabastro y azahar, una vez más agradecemos la obra de tus manos, tú creación y el propósito de vida de cada uno de tus hijos terrenales.
Gracias Padre por tu misericordia, bondad y cuido.
Hoy, en silencio seco mis lágrimas por aquellos seres queridos que están en tu morada y por aquellos que están en otras latitudes.
Suelto y Confío Señor, que tus propósitos siempre son más grandes que los nuestros.
Bendito seas Señor…
Gloria a Dios en las alturas y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad.
Feliz Navidad.
Marbella Díaz Wever
Licda. Educación/Orientadora
Locutora UCV – Articulista Opinión WTC Radio