Marbella Díaz Wever
Etimológicamente, el histrionismo es un término que se confunde con el de la histeria, poco tiene que ver con ella, sin embargo, los histéricos manifiestan conductas histriónicas.
El Histrionismo viene del latín “histrio”, “histrión”, que es el nombre que recibían los actores y comediantes de la escena romana.
La Histeria viene del griego “hysteron” que significa útero. Los griegos creían que la matriz es como un ser vivo que se desplaza dentro del cuerpo de la mujer a partir de determinados estímulos.
En la época media, suponían que la matriz se desplazaba hacia arriba, oprimiendo el esternón y causando enfermedades respiratorias, por ello los médicos medievales prescribían tratamientos curiosos para hacer ascender y descender la matriz y lograr la fecundación. Uno de ellos consistía en aspirar olores nauseabundos para obligar descender la matriz y liberar el esternón.
Las mujeres en el siglo XIX, olían un frasquito lleno de sales para controlar los Soponcios, término que hoy en día se ha abandonado, sustituyéndolo por el de Personalidades Histéricas.
Los histéricos son personas extrovertidas, reaccionan ante la frustración, con ansiedad, fobias, convirtiendo los conflictos en síntomas somáticos. Son egocéntricos, emocionalmente inestables, con fuertes sacudidas, logrando manipular el entorno con los medios más sofisticados y llamativos, con frecuencia “teatrales”.
Los niños pequeños, también pueden presentar frecuentes comportamientos histéricos, con conductas egocéntricas y narcisistas, tratando que el mundo gire alrededor de ellos, hasta los 7 años cuando adoptan una conducta apropiada con la edad cronológica al integrar la tríada cuerpo-mente-espíritu facilitándose la adaptación a los procesos psicosociales. El niño que se arroja al piso entre gritos y “pataletas” para conseguir un objetivo, se comporta de manera histérica y lo más seguro es que repita tal comportamiento en el futuro para lograr sus caprichos, llamando la atención en la escuela, eventos sociales y familiares, convirtiendo una sonrisa encantadora en el más feroz de los gestos.
Las personalidades histéricas poseen ciertas características o un comportamiento muy particular, ¿cómo reconocerlos?, exhiben una conducta teatral, casi siempre haciendo tremendos “shows”, sobre todo cuando se presenta una situación conflictiva, el teatro va acompañado de planteamientos fantasiosos y poco realistas, son personas que “mienten”, porque confunden su fabulación con la realidad, suelen hacer amistades con facilidad, pero se vuelven posesivos, exigentes y celosos, si no se les presta atención, valiéndose de cualquier estrategia, desde enfermarse hasta intentar suicidarse. Sus reacciones son desproporcionadas, sólo se aman a sí mismos, adoptan con facilidad el papel de víctimas, chantajistas y manipuladores, recurriendo a enfermedades reales no fingidas porque son capaces de somatizar los conflictos.
Los histéricos ameritan asistencia psicológica, a veces psiquiátrica y, una oportuna prescripción médica, así como apoyo terapéutico al entorno familiar. Los histéricos aman hablar de dolor, sufrimiento, muerte, caos y enfermedades. Ellos requieren de un escenario para llevar a cabo sus libretos, de manera que el público de galería refuerce sus espectáculos.
Hay quienes piensan que los sujetos con patología histérica tienen la apariencia de seres en “trance”, al manifestar un estado de conciencia alterado, desconectándose de lo que les rodea.
El Soponcio, los gritos y los alaridos pueden durar unas horas, pues los histéricos viven el drama interior sin necesidad de tramoyas.
Al final ellos mismos van bajando el tono y el telón hasta aplaudir su propio show.
Así concluye la obra Soponcio.
Marbella Díaz Wever
Licda. Educación / Orientadora
Locutora UCV – Articulista RadioWTC