El alarmante sonido del despertador por las mañanas siempre anuncia que empezó la rutina del día, pero con ello también en muchos casos, un nuevo ciclo de estrés e intranquilidad.
Pues, todos dicen que para lograr las metas propuestas hay que trabajar arduamente con el fin de alcanzarlas, pero pocos hablan a veces, del costo de este esfuerzo, la paz del ser humano.
De hecho, el estrés crónico es un serio enemigo del equilibrio fisiológico y uno de los principales factores desencadenantes de enfermedades como el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, algunas neurodegenerativas como el párkinson y la inflamación crónica. Esencialmente, enfermedades en cuyo origen tienen bastante que ver hábitos de vida.
Por ello, tomarse un descanso es importante para descargar el estrés y el daño celular del organismo. La cuestión es, ¿El ser humano disfruta de su vida? ¿O, en lugar de eso, se estresa cuando forma parte de estampidas llenas de prisas, atascos, colas en las vías, o incluso cualquier actividad de su día a día?
Relajación necesaria: el efecto de las endorfinas y otras hormonas
De acuerdo con El País, el descanso y la relajación tienen efectos beneficiosos más que contrastados sobre las células. Por lo pronto, las evidencias científicas indican que el descanso y el sueño reparador ayudan a eliminar los daños acumulados en estas y a recuperar los ritmos naturales de sueño y vigilia.
La melatonina u “hormona del sueño” juega un papel esencial en este sentido, porque activa la eliminación de estructuras celulares dañadas. Eso impide que se acumule la basura celular y evita que progresen enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Por otro lado, unas agradables vacaciones liberan en nuestro organismo endorfinas. Conocidas como las “hormonas de la felicidad”, se trata de pequeñas proteínas que estimulan los centros de las emociones placenteras en el cerebro. Se consideran opioides endógenos y nuestras neuronas las liberan cuando nos encontramos en situaciones relajantes, felices y cuando hacemos ejercicio. Aunque los efectos moleculares de estos neurotransmisores no están del todo claros, algunos indicios indican que pueden prevenir la progresión de enfermedades neurodegenerativas.
Otro neurotransmisor que se libera cuando nos encontramos relajados es la serotonina, otra sustancia también conocida como “hormona de la felicidad”. Su deficiencia se ha asociado con múltiples enfermedades, especialmente con la fatiga crónica, pero también con la demencia o con la gravedad de la covid-19.
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