sábado, marzo 15, 2025
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Stop a la discriminación contra el Sida | La historia de Jhon; por Marbella Díaz Wever

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Por Marbella Díaz Wever

Muchos años han pasado desde que el actor norteamericano Rock Hudson falleciera a causa de Sida, expresando días antes: “El día que me muera NO envíen flores sino dinero para la lucha contra el Sida”.

He conocido algunas personas que han fallecido a causa de esta enfermedad, sin embargo, aún la familia vulgarmente para bien de ellos y la propia sociedad tratan de esconder y tapar con un dedo la verdadera causa de muerte. La moral los agobia y carcome, viven del que dirán y no permiten aceptar ante el mundo la presencia de un familiar con VIH.

No soy quien para juzgar a los seres humanos que vivimos en el planeta, discriminarlos hablaría más de mí que de ellos. No pretendo condenarme con las palabras.

Esta es la historia de John, (nombre que usaré por respeto a su integridad y dignidad).

Él es un joven valenciano, de 35 años. Lo conocí hace unos años cuando valientemente decidió dar el testimonio de su vida personal y su triste situación de salud.

La entrevista fue concedida en el oxigenante Parque Negra Hipólita o Parque Fernando Peñalver. Pocas veces tenemos la oportunidad de estrechar la mano o dar un efusivo abrazo a una persona que vive con el virus VIH y que con gallardía no esconda su enfermedad.

John culminó sus estudios de bachillerato en Maracay y su mayor anhelo era prestar servicio militar e ingresar a la Academia para sumarse a las filas de los paracaidistas, sin embargo al presentar las pruebas y requisitos para formar parte del contingente, fue rechazado al comprobarse ser portador del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Su vía de contagio fue a través de su propia pareja con quien mantuvo una relación íntima desde temprana edad y de cuya unión nació una hija.

Después de 7 años, la dura realidad se hizo presente en él, su pareja no quiso recibir ayuda médica y falleció, quedando la niña de ambos, hoy adolescente, al cuido de su abuela materna.

¿Qué sentiste cuando te dijeron que tenías VIH?

“No lo podía creer y entré en una profunda depresión. Fue muy duro tener que enfrentar una triste realidad, por otro lado, dolor al ver a mi pareja consumirse rechazando los medicamentos y ver a nuestra hija llorar por su madre, confundida, sin entender la razón de la enfermedad”.

“No busco culpables porque cuando se mantiene relaciones sexuales con una persona, desconocemos los antecedentes y eso compromete la vida íntima”.

¿Qué tratamiento has recibido?

“Desde el momento del diagnóstico, me he controlado por un médico infectólogo así como ingerido retrovirales: Caletra y Duovir, ambos costosos y difíciles de adquirir pero que son gratuitos para las personas de bajos recursos, cuando se consiguen, en el Centro de Atención Integral cerca de las inmediaciones de Malareología en Bárbula”. “Ambas pastillas debo ingerirlas cada 24 horas para mantener el virus controlado. Tuve que recurrir a estos retrovirales, por estricta órden médica, ya que mi sistema inmunológico bajó sus defensas después de un accidente, cuando un desalmado robó mi moto y me disparó alcanzando mi mano”.

¿Qué es lo que más te preocupa?

“Las personas con VIH debemos cuidarnos de no sufrir ningún tipo de lesiones cutáneas y respiratorias, es muy común contraer neumonía. Cada tres meses debemos realizar los exámenes de control: la carga viral y el CD4, los cuales detectan la cantidad de virus que hay en el organismo”. “Debo resaltar que el médico tratante debe tener experiencia en materia de VIH, porque muchos no tienen la sensibilidad humana y profesional para tratar con este tipo de casos. Hay pacientes con VIH que creen que no es algo alarmante, cuando la realidad es que puedes agravar tu condición física con cualquier patología preexistente o que posteriormente aparezca en tu cuerpo”.

Creer que sólo los homosexuales, bisexuales y otros casos con trastornos de orientación sexual son los únicos que pueden padecer VIH, es un paradigma que aún persiste en pleno siglo XXI. También los heterosexuales están expuestos a ser portadores de la enfermedad quizás en mayor probabilidad por desconocimiento.

¿Qué mensaje puedes enviar a la juventud?

“Que elijan muy bien su pareja sexual. Es difícil prohibirle a alguien que experimente el deseo carnal y apasionado pero hay que ser conscientes de que pocas veces se conoce las intimidades de cada quien. Ojalá los institutos educativos emprendieran una educación sexual en todos los niveles, contagiarse de VIH te cambia la vida y hace mengua nuestro equilibrio psico-neuro-endocrino-inmunológico. En la juventud NO se puede vivir la vida loca”.

¿En que te desempeñas laboralmente?

“He estado más tiempo desempleado acompañado del virus que en un trabajo estable, porque es una prueba que debes realizarte para cualquier oficio, si el resultado es positivo nos discriminan. Por lo que nuestro trabajo es inconstante”.

Todas las personas con VIH + tienen derecho a la asistencia y al tratamiento, el estado debe garantizarles a través de las políticas de salud pública una mejor calidad de vida. Nadie tiene derecho a restringir la libertad del otro.
Un paciente con VIH vive desesperado, angustiado y ansioso, pues el desenlace final está cerca de no contar con los medicamentos, el control y seguimiento de una enfermedad que no tiene cura.

El VIH no destruye la identidad. La ciencia ha avanzado y los adelantos en cuanto a fármacos no se detienen, cada día las investigaciones se multiplican mundialmente.

La prevención, el apoyo familiar y la orientación e higiene sexual es fundamental.

FALSAS CREENCIAS:

El virus NO se encuentra en los cabellos, no se encuentra en el exterior de la piel, por lo que dar una mano, abrazar, besar, usar el mismo inodoro, la misma almohada, jabón o toalla, no genera contagio.

El virus no se transmite por la saliva, por lo que estar cerca de alguien con VIH+, no corre riesgo de contagio al hablar o al toser o al estornudar.

El virus NO lo transmiten los insectos, las picaduras de mosquitos o algún otra mascota doméstica.

La confesión y aceptación es una herramienta poderosa para la reconciliación. Atacar el problema y NO a la persona es la consigna.

El mundo está minado de muchos como “La historia de Jhon”, sólo que no se atreven a enfrentar el virus, prefiriendo vivir de la mentira tomando retrovirales. Otros, acuden a grupos de apoyo, a centros sanitarios, a charlas de prevención y a la familia como fuente de amor y cariño.

Jhon, tiene un camino que seguir, Dios un camino que celar y, la ciencia un camino que descubrir.
“Un año de amor es mejor que una vida solitaria”. (Freddy Mercury).

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