Sentir culpa al comer, contar las calorías de cada alimento y tener una preocupación excesiva por llevar una alimentación sana son algunos de los síntomas de la ortorexia, un trastorno de alimentación que poco se habla, el cual se presenta cuando ingerir comidas saludables se convierte en obsesión.
Con información de 20 minutos
Las personas que padecen ortorexia llegan a prescindir y a evitar cualquier alimento considerado poco sano, generando un deterioro psicológico y físico.
«Se trata de un trastorno de la alimentación que se caracteriza por una fijación obsesiva por la alimentación, que el paciente considera como saludable, con recurrente y persistente preocupación por la comida», explica en un comunicado la doctora Iria Rodríguez, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital HM Modelo.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
En muchos casos, esta obsesión comienza «con una dieta que se plantea para abordar algún tipo de patología que requiera un determinado manejo nutricional y otras simplemente por el deseo de llevar una dieta más saludable», indica.
La necesidad y preocupación excesiva por la alimentación suele ir acompañada de «una rigidez e inflexibilidad en la dieta», que acaba derivando en episodios de ansiedad, estrés, culpabilidad, evitación y cambios en la conducta social, entre otras consecuencias.
Asimismo, esta obsesión puede provocar patologías endocrinas, al suprimir determinados alimentos, como déficit nutricional por la carencia de vitaminas o minerales necesarios para nuestro organismo, alteraciones con la menstruación o pérdida de peso repentina.
Signos y cómo tratar la ortorexia
¿Cómo detectar la ortorexia? Los especialistas de El Prado Psicólogos detallan que uno de los signos más característicos es la preocupación constante por la comida. «La persona muestra una ansiedad excesiva, que es resultado de sus preocupaciones recurrentes sobre la calidad y la cantidad de comida que ingiere a diario».
Por otro lado, la persona que padece ortorexia en realidad no sigue una dieta equilibrada, ya que «elimina muchos alimentos» y su alimentación es «muy restrictiva». Asimismo, aparecen sentimientos de culpabilidad, «que le lleva a autocastigarse, restringiendo aún más el abanico de alimentos o haciendo ejercicio». Además, poco a poco va dejando de lado otras actividades sociales o motivaciones al perder sus intereses.