José Gabriel Velásquez Colina
El género de superhéroes es uno de los más lucrativos en la historia del cine; mucho antes de que Marvel se convirtiera en aquello de lo que todo el mundo hablaba, el género había demostrado su potencial con films como Batman (1989) de Tim Burton, Spider-Man 2 (2004) de Sam Raimi y V for Vendetta/V de Venganza (2006) de James McTeigue. Lo cierto es que, al igual que las películas de Adam Samdler, el cine de superhéroes en su mayoría era percibido por la crítica especializada y los amantes del séptimo arte como producciones de segunda, más que una forma de hacer arte: la explotación de fantasías infantiles, no muy diferentes a los productos genéricos de Disney.
Sin embargo, todo encuentra su forma, y con la llegada de la trilogía de Batman de Christopher Nolan (2005-2012), destacando The Dark Knight/El Caballero de la Noche (2008), se abrió una ventana para el cine de superhéroes que le permitió ser algo más que máscaras y leotardos, y evolucionar a la construcción de grandes narrativas o producciones colosales. Con la paulatina consolidación del MCU como fenómeno cultural, inició una era dorada para el género donde la mayor entrada de capital a las arcas de Hollywood se conforma por las creaciones de la asociación de Disney con Marvel Studios.
El esplendor del fenómeno “marvelita” ha atraído la atención múltiples realizadores cinematográficos de renombre, así como de grandes figuras en la concepción del mito de los superhéroes, y no están precisamente contentos con lo que ven. Martin Scorsese, creador de films de culto como Taxi Driver (1976) y Goodfellas (1990) ha reiterado en múltiples ocasiones que las películas de Marvel no son cine, de la misma forma, Alan Moore, creador de Watchmen y V for Vendetta, ha afirmado que la glorificación a escala de estas figuras tiene un impacto negativo en la sociedad.
De una forma u otra, lo cierto es que desde 2018 en adelante muchos films de calidad se han visto opacados por la popularidad de los metrajes de superhumanos, lo que ha derivado en múltiples, e inmerecidos, fracasos de taquilla de producciones cinematográficas ejemplares, tales como The Northman/El Hombre del Norte (2022) de Robert Eggers, The Last Duel/El Ultimo Duelo (2021) de Ridley Scott, y Amsterdam (2022) de David O’Russell por nombrar a algunos. Todo esto ha dado lugar a multitud de opiniones, pero siempre aterrizando en el mismo debate: ¿Esta el género de superhéroes matando el cine? Un debate largo e interesante que por lo que se ve solo es cuestión de tiempo para que se llegue a un veredicto.
En el caso del género de superhéroes, Marvel es la única a culpar de asumir la posición de que esta clase de películas contribuye a la muerte del cine, debido a que la falta de popularidad masiva de DC le impide convertirse en la maquinaria que representa el MCU, para alivio de los fans de la casa de Batman. En un debate compuesto más por fanáticos (en sentido estricto de la palabra) de las dos líneas sobre si Marvel es cine o no, en lugar de los espectadores neutrales, es justo decir que ninguno tiene razón. Nadie debería negar que Marvel es cine sin lugar a dudas, y de la misma forma, nadie debería negar que la inmensa mayoría de las cintas de la casa de las ideas están altamente mecanizadas, lo que se traduce en una castración parcial de la cinematografía de sus films, lo que no necesariamente afecta la narrativa negativamente, como es el caso de Avengers: Infinity War (2018) y otras.
Lo curioso es, que un alto número de los “fanáticos” que manifiestan amar Marvel no lo hacen de verdad, muchos de estos espectadores siguen al MCU con objeto de pertenecer a la tendencia del momento, no porque de verdad lo disfruten a su 100%. Todos podrán decir que vieron las películas de los Avengers o de Spiderman, pero son pocos quienes demuestran su amor a Marvel consumiendo otras aristas de su producto como sus comics, o las series pre Disney Plus como Daredevil (2015-2018) o The Punisher (2017-2019) y X-Men The Animated Series (1992-1994).
No busco afirmar que todo el producto audiovisual de Marvel está compuesto de producciones vacías con el único propósito de chupar dinero, sin embargo, desde Endgame la mayoría han ido por esta vía, ya sea porque no estaban 100% claros de que hacer a partir de ahí o así debía ser. Marvel no debe ser culpada, si esto se da es porque nosotros, el público, nos ponemos en el plan de devorar su producto con cada vez menos cadencia, Marvel solo responde a una demanda altísima, muchas veces sacrificando calidad para satisfacerla, una demanda que no solo afecta las producciones del MCU, sino también al cine en general.
En lo personal, dudo sobre si efectivamente el género de superhéroes este “matando” el cine, lo que es innegable es que dicho género está mutando la forma en que los espectadores comunes perciben el cine, lo que tiene sus peligros para el séptimo arte, claro está. A pesar de todo hay una salvación, la popularidad de los autores y componentes de los films de superhéroes pueden impulsar el apoyo a diversas producciones audiovisuales no tan mecanizadas o pertenecientes a otros géneros. Si tuviera que indicar un factor que pudiera llevar al olvido del cine, en sentido de congregación, sería el streaming, sin embargo, eso es charla para otro día.