Para nadie es un secreto que no todos los seres humanos transitan la vejez de la misma forma, unos presentan mayor longevidad otros no, algunos aparentan 40 años cuando en realidad tienen 50 y así muchas diferencias que se ven evidencias en nuestra calidad de vida con el pasar de los años.
La ciencia siempre ha explicado que este fenómeno se debe a la genética, pues un estudio de la Universidad de California, Berkeley, que acaba de publicarse en Nature, ahora muestra que las diferencias individuales en nuestro ADN importan menos a medida que envejecemos y nos volvemos más propensos a las enfermedades del envejecimiento, como la diabetes y el cáncer.
En el estudio de los efectos relativos de la genética, el envejecimiento y el medio ambiente sobre cómo se expresan unos 20.000 genes humanos, los investigadores descubrieron que el envejecimiento y el medio ambiente son mucho más importantes que la variación genética al afectar los perfiles de expresión de muchos de nuestros genes a medida que nos volvemos mayores. El nivel en el que se expresan los genes, determina todo, desde nuestros niveles hormonales y metabolismo hasta la movilización de enzimas que reparan el cuerpo.
“Trabajamos sobre cómo influye la genética, lo que se obtuvo del donante de esperma y del de óvulos y el historial evolutivo; su fenotipo, como son la altura y peso del individuo y si tiene o no una enfermedad cardíaca. Se ha realizado una gran cantidad de trabajo en genética humana para comprender cómo la variación activa y desactiva los genes, reseñó Infobae.
Nuestro proyecto surgió al preguntar: ¿Cómo se ve influenciado por la edad de un individuo? Y el primer resultado que encontramos fue que la genética en realidad importa menos a medida que envejeces” indicó Peter Sudmant, profesor asistente de biología integrativa de UC Berkeley y miembro del Centro de Biología Computacional del campus.
En otras palabras, si bien nuestra composición genética individual puede ayudar a predecir la expresión génica cuando somos más jóvenes, es menos útil para predecir qué genes aumentan o disminuyen cuando somos mayores. En este estudio, por ejemplo, mayores de 55 años gemelos idénticos, que tienen el mismo conjunto de genes, a medida que envejecen, sus perfiles de expresión génica divergen, lo que significa que los gemelos pueden envejecer de manera muy diferente entre sí.