En el Hotel Humboldt, ubicado en la cima del cerro El Ávila, ícono de Caracas, se instaló la mesa de diálogo entre el gobierno de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), este lunes 21 de noviembre.
Pasadas las 4:00 de la tarde, hora venezolana, las delegaciones dieron a conocer la declaración que inicia formalmente este sexto intento de negociación y que contiene cinco condiciones que guiarán las conversaciones, estas son:
- Reanudar con plena voluntad política y ética, como nos lo demanda la gente de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión, y otros sectores de la sociedad, el proceso de diálogo político entre el gobierno nacional y el ELN.
- Construir la paz a partir de una democracia con justicia, y con cambios tangibles, urgentes y necesarios que esta mesa acuerde dando la mayor participación posible y eficaz de la sociedad, priorizando a los sectores históricamente marginados y abandonados, para un presente y futuro de dignidad con derechos plenos y democracia auténtica, para que Colombia sea potencia de la vida humana y cuidado de los bienes comunes.
- Agradecer la persistencia, el compromiso y presencia en este escenario de encuentro de la razón y los sueños, de los países garantes: la República de Cuba, el Reino de Noruega y la República Bolivariana de Venezuela, hoy país sede y anfitrión, así como la misión de verificación en Colombia de la Organización de las Naciones Unidas, y de la Iglesia católica a través de la Conferencia Episcopal de Colombia. Todos y cada una de sus acciones nos han dado un respaldo moral, político, jurídico, que realzar la responsabilidad que tenemos.
- Compartir que la construcción de la paz como política de Estado trasciende la temporalidad con compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz, fundada en cambios reales que permitan la superación de la violencia política y sus causas.
- Asumir los valores que hoy en el mundo son básicos e imperiosos, el respeto de todas las formas de vida y su dignidad. En este diálogo y negociación somos conscientes de la necesidad de responder a las diversas dimensiones de la vida colectiva, que implican nuestros deberes para el cuidado del planeta, nuestra casa común.