El próximo 6 de mayo será una fecha histórica para la famila real británica: el rey Carlos III será coronado como monarca del reino como lo fue su madre hace 70 años.
BBC
El Palacio de Buckingham ha estado revelando detalles de la ocasión: tres días de celebración que comenzarán con el servicio religioso en la Abadía de Westminster, donde el soberano recibirá la corona y los símbolos de su reinado, y que incluirá procesiones así como un concierto con «iconos de la música global y estrellas contemporáneas».
Todo está siendo planificado minuciosamente, no sólo para que la festividad esté a la altura, sino para equilibrar con precisión la solemnidad y alegría sin caer en la exhuberancia, que puede atraer críticas en momentos en los que su nación pasa dificultades económicas.
Pero el anuncio hecho esta semana tenía un tinte más diplomático: habrá una brillante ausencia que estuvo presente en las dos últimas coronaciones.
Camilla, la reina consorte, será coronada con la corona de la reina María, y no con la de la Reina Madre, aclaró la Casa Real.
La corona de la Reina Madre fue creada para la reina Isabel, madre de Isabel II, para la coronación del rey Jorge VI el 12 de mayo de 1937.
Además de usarla en las inauguraciones estatales del Parlamento durante el reinado de su esposo, se la ciñó para la coronación de su hija, la reina Isabel II, en 1953.
Es por eso que se especuló que sería es la que le pondrían en la cabeza a la esposa de Carlos III.
Pero no lo hará, por lo que tiene en la cruz central delantera: el diamante Koh-i-Noor.
Reino Unido quiere evitar problemas diplomáticos con India, que reclama ser el propietario legítimo de la gema.
Y no es el único: Pakistán, Afganistán e Irán también se han declarado sus dueños en el pasado.
Aunque no es el diamante más perfecto y está lejos de ser el más grande del mundo, su historia lo ha convertido en uno de los más famosos y polémicos.
«Un regalo»
La Compañía Británica de las Indias Orientales, que había conquistado franjas de India, escuchó el rumor de un tesoro de valor incalculable llamado Koh-i-Noor y se propuso obtenerlo.
Para Lord Dalhousie, el gobernador general imperialista de India, el diamante era el símbolo supremo del poder.
Quería que Reino Unido poseyera la Joya de la India, así como el propio país.
«Él conocía su historia. Sabía que era digno de una reina y que personificaba un gobierno británico superior de sus súbditos», le dijo a BBC Reel el autor y comentarista político Saurav Dutt.
La oportunidad de Lord Dalhousie finalmente llegó en 1849.
Hubo versiones encontradas sobre las circunstancias en las que el diamante fue entregado, entre ellas que fue un regalo.
Pero Anita Anand, periodista de la BBC y coautora de un libro sobre Koh-i-Noor, dijo: «No he oído de muchos ‘regalos’ que se entreguen a punto de bayoneta».
Se refería a otra versión.
Ranjit Singh había muerto en 1939 y, a pesar de haber firmado tratados de amistad con él, los británicos comenzaron a desplegar tropas alrededor de la frontera, contó Anand.
Eso fue considerado como un acto de agresión abierta por los sijs y estalló una guerra de la cual los británicos salieron victoriosos.
Bajo la condición de que ellos tendrían «plena autoridad para dirigir y controlar todos los asuntos en todos los departamentos del Estado», insistieron en dejar al maharajá en el trono, quien para entonces, tras la muerte de su hermano, era Duleep Sing, el hijo menor de Ranjit.
El encancelamiento de su madre, la Regente, provocó una segunda guerra anglo-sij, que dejó al otrora poderoso imperio completamente debilitado, con un niño rey a la cabeza.
Con sólo 10 años Duleep Singh le entregó su reino y el Koh-i-Noor a los británicos.
El famoso diamante fue «llevado a Inglaterra en atención a la gloria de nuestras armas en India, como uno de los espléndidos trofeos de nuestro valor militar», como reportó el periódico británico Delhi Gazette.
El príncipe Alberto lo hizo volver a cortar en la década de 1850 para que brillara más y se colocó en un broche para la reina Victoria. Finalmente se incorporó a las joyas de la corona.