Marbella Díaz Wever
En el Apocalipsis, último libro de las Sagradas Escrituras (La Biblia), se reservan los sucesos que están por venir, lo que para muchos teólogos, filósofos, pensadores evolutivos así como religiosos, ya han comenzado ha vislumbrarse o quitarse el velo las palabras reveladas al apóstol Juan en la isla de Patmos (en el mar Egeo), ante la mirada atónita de quienes lo presagiaron.
El apóstol Juan, por orden del gobierno romano, fue desterrado a Patmos (pequeña isla cerca de la costa de Grecia), por predicar la Palabra de Dios.
Su exilio se debió a la incesante persecución contra la Iglesia, pues el emperador Dominiciano quería que lo adorasen como dios.
Estando en Patmos, Juan recibe la revelación de Dios Padre, mientras un ángel le ayuda a entender la visión.
El Apocalipsis habla del fin del pecado y la derrota de Satanás, promesa para todos aquellos que leen, escuchan y obedecen la palabra.
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Ap. 1: 3).
Terremotos, tormentas eléctricas, tornados, inundaciones, guerras, armas nucleares, falta de Fe, cambio climático, incendios, sequías, abusos o maltratos al prójimo de forma verbal, física y psicológica, homicidios, deshonra a los padres, pederastia, hechicería, proxenetas, degeneración familiar, espiritual y moral, blasfemia, idolatría, hambre, peste, enfermedades, oscuridad e infinidades de sucesos en todo el globo terráqueo incluyendo la contaminación del mar.
Al apóstol Juan, se le dijo: “Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas” (Ap. 1: 19).
El ser humano está acabando con su propia especie, el afán por el poder lo ha llevado ha generar conflictos armados en otros territorios queriendo ocupar terrenos y dominar el mundo; la aparición de plagas, epidemias y virus creados por sujetos inescrupulosos en laboratorios secretos para aniquilar al prójimo y reducir la población mundial ya han estado presente en la consciencia del hombre.
¿Acaso estamos en el fin de los tiempos?
Sin duda alguna, han ocurrido hechos muy notorios que nos hacen pensar en el Apocalipsis bíblico.
Las señales las hemos visto, día a día crecen y se multiplican los acontecimientos.
Hace más de 2.000 años, Jesucristo mencionó: “He aquí, yo vengo pronto” (Ap. 22: 12). Pareciera pues, que el regreso es sólo cuestión de los tiempos de Dios.
En el año 2019, África oriental se vio afectada por un brote de langostas recordatorio vívido e impactante de la vulnerabilidad de esta región, asediada por las crisis derivadas del clima y los conflictos, donde millones de personas padecen de miseria, hambruna, desnutrición, pobreza.
Cada día las noticias son más rojas, aterran y asombran nuestra percepción, padres matando a sus hijos y viceversa, hijos violando a sus hermanos, primos y a la propia madre.
Aún nos cuesta entender la maldad humana y la miseria espiritual.
Líderes mundiales conduciendo como borregos a sus compatriotas a las cloacas más putrefactas mientras ellos gozan y disfrutan la insania perversa que padecen.
“Vi cuando el Cordero abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto, y el sol se puso negro como silicio hecho de cerda, y toda la luna se volvió como sangre” (Ap. 6: 12), nuestros ojos han percibido estas señales, inexplicables para algunos astrónomos, consideradas como anomalías celestes, dejando testimonio que serán vistas nuevamente al cabo de muchos años.
La luna se ha puesto rojo sangre, inclusive hubo una “superluna” el 31 de enero de 2018, que sólo aparece cada 150 años.
“Y mostraré maravillas en los cielos y en la tierra, sangre y fuego, y columnas de humo. El sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de que llegue el gran y terrible día de Jehová” (Joel, 2: 30 – 31).
Los eclipses de sol han sido totales como el de Singapur el 26 de diciembre de 2019 y el de Chile el 2 de julio de ese mismo año.
Fenómenos que pueden dar por sobre-entendida esta profecía.
La raza humana se ha alejado de Dios, y hasta muchos que portan sotanas han ofendido su palabra, seduciendo criaturas inocentes a lo largo de muchos años, hechos asquerosos que han sido silenciados por poder, intrigas, dinero y aberración. La Iglesia pareciera haberse convertido en un lugar de comercio de “carne tierna” donde un grupúsculo de inmorales pretende hacer vida a costillas de las lágrimas de los pequeños, prueba de ello ha sido la pronunciación de la Iglesia Católica en torno a la “Tolerancia Cero”.
Falsos profetas engañarán a muchos en nombre de Cristo.
“Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: ‘Yo soy el Cristo’” (Mateo 24: 4 – 5).
Finalmente, el pueblo escogido por Dios será restaurado, el 14 de mayo de 1948, David Ben Gurión proclamaba el nacimiento del Estado de Israel, dando así satisfacción a un anhelo histórico, que la comunidad judía no estaba dispuesto a dejarse arrebatar.
“Y de la higuera aprended la parábola cuando su rama ya se pone tierna y echa las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, sabed que Él está cerca, a las puertas” (Mateo, 24: 32 – 33).
Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Luc. 21: 33).
Todo se hará conforme a la voluntad del Señor, Él mismo que profetizó: “¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo” (Mateo, 25: 6). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Ap. 3: 20).
La ruta para llegar a Él la conocemos. El fin de la vida terrenal es solamente el comienzo de la vida eterna.
¡Ay, de los incrédulos!…
Nota: Soporte bíblico Reina – Valera 1960.
Marbella Díaz Wever
Licda. Educación/Orientadora
Locutora UCV – Articulista RadioWTC Opinión