A medida que envejecemos, nuestros ojos se ven afectados, especialmente el cristalino, se vuelve menos flexible y no puede cambiar de forma para enfocar objetos cercanos. Esto se conoce como presbicia.
Además, el envejecimiento puede cambiar el color del cristalino a tonos amarillos o marrones. Esto se debe a la exposición prolongada a la luz UV, al viento y al polvo, así como al adelgazamiento de la conjuntiva y al aumento de la transparencia de la esclerótica.
Una de las alteraciones más comunes después de los 40 años son las cataratas, que se refieren a un área nublada en el cristalino. Esto provoca una visión borrosa y menos colorida. Es importante acudir al médico de inmediato para recibir tratamiento, ya que si se deja avanzar, puede causar pérdida parcial o total de la visión.
Para prevenir la aparición de cataratas y la degeneración visual, es recomendable consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales, especialmente frutas. Las uvas son destacadas por su contenido antioxidante, que protege las células del daño causado por los radicales libres y ofrece propiedades antiinflamatorias, anticancerígenas y cardioprotectoras.
Las uvas contienen luteína y zeaxantina, dos carotenoides que mejoran la salud ocular y protegen contra los rayos UV, reduciendo el riesgo de cataratas y degeneración macular. También contienen resveratrol, un compuesto que previene el glaucoma, una enfermedad ocular que puede causar ceguera.
Es recomendable consumir de 2 a 3 porciones de uvas al día, ya sean frescas con cáscara y semillas, o en jugos. Sin embargo, el consumo excesivo de jugo de uva no es recomendable para personas con riesgo de diabetes, debido a su alto contenido de azúcar.
Otros beneficios de las uvas incluyen la prevención de la diabetes, la mejora de la memoria y el estado de ánimo, y la promoción de la salud ósea debido a su contenido de vitamina L, que ayuda a la absorción de calcio y previene la osteoporosis.