El «síndrome del impostor» se trata de un trastorno que nos hace sentir que no merecemos aquellos éxitos que logramos; que no somos lo suficientemente buenos para algo; o que conseguimos algo por casualidad y no por mérito.
Según un estudio del Journal of General Internal Medicine, este síndrome afecta al 82% de los empleados, al menos, en algún momento de sus vidas y más a las mujeres. Una encuesta elaborada por la empresa auditora KPMG en 2021 muestra que el 75% de las mujeres confiesa haber experimentado el «síndrome del impostor» en algún momento de su carrera.
Que afecte más a las mujeres se debe a «la inequidad que, aún en la actualidad, enfrentamos en el mundo laboral», explica Cecilia Mansilla, experta en liderazgo y desarrollo personal.
Cuatro consejos a tener en cuenta para evitarlo:
Espacios de trabajo con seguridad psicológica
Hay que fomentar grupos de trabajo en los que podamos desarrollar nuestra confianza y seguridad. Se trata de promover espacios de trabajo en los que podamos decir lo que pensamos y pedir ayuda cuándo la necesitemos, sin miedo a ser juzgados.
Reconocer los logros propios y los ajenos
El «síndrome del impostor» puede afectar también a más gente de nuestro entorno, por lo que no solo es importante reconocer y celebrar nuestros propios éxitos, sino también los de los demás. De esta forma, conseguiremos crear un lugar de trabajo saludable, donde los logros se reconozcan en un plano general. Con ello, sentiremos una mayor confianza a la hora de identificar nuestros propios triunfos.
Ofrecer respuestas constructivas
En el caso de liderar equipos es importante brindar un feedback (una respuesta o reacción) de forma constante y transparente a todas las personas del equipo para promover y facilitar su desarrollo personal. Y en caso de que no seamos quienes lideremos los equipos, también resulta fundamental forzarnos a pedir este tipo de opiniones de forma regular, para continuar creciendo en nuestra profesión. Entender qué es lo que estamos haciendo bien (y lo que no) nos ayudará a ganar seguridad, y a reducir esa posible inestabilidad provocada por el «síndrome del impostor».
Promover prácticas equitativas e inclusivas
Fomentar la equidad y la inclusividad en el entorno laboral (como el acceso equitativo a oportunidades) hará que trabajemos en un ambiente capaz de reducir nuestras inseguridades. Además, permitirá potenciar al máximo nuestros talentos y destrezas profesionales.