Al menos cinco bebés murieron entre 24 y 25 de diciembre en la Maternidad del Sur, en Valencia, cuando paradójicamente muchos se preparaban para la celebración cristiana del nacimiento del Niño Dios. Familiares resumen el hecho en una sola palabra: «Negligencia».
El Carabobeño
Joselin Romero tenía 36 semanas y dos días de embarazo cuando su presión arterial comenzó a subir y debieron someterla de emergencia a una cesárea. A pesar de nacer prematura, Aranza Súsej vino al mundo el 18 de diciembre, pesó dos kilos 600 gramos y tenía muchas posibilidades de vivir. Los primeros exámenes de sangre que le realizaron arrojaron que todo estaba bien.
Sin embargo, necesitaba una incubadora, pero no había. Mientras se desocupaba una, la mantuvieron en una cama en el área de quirófano hasta el quinto día que fue trasladada a Cuidados Intermedios. Pero dos días antes de eso le informaron a la madre, quien reconoce que ella recibió buena atención, que su hija no corrió la misma suerte, pues tenía una sepsis neonatal.
Durante uno de esos largos días en quirófano, Joselin notó que el reservorio que suministra agua al oxígeno estaba roto. Entonces, propuso comprarlo para reemplazarlo, como muchos insumos médicos que debieron llevar, pero no aceptaron. Días después le pidieron que lo llevara, mientras tanto, Aranza estuvo sin oxígeno durante las primeras 72 horas de vida.
A las 5:30 de la tarde del 24 de diciembre una enfermera llamó a Joselin: Su bebé murió. Según cuenta la familia Romero, ese día murieron otros recién nacidos. Al menos cinco lograron contabilizar. Cuando fueron a buscar el acta de defunción le informaron que era la cuarta bebé que falleció con el mismo diagnóstico: Deficiencia respiratoria y sepsis neonatal.