Estrés y ansiedad son dos conceptos diferentes. Expresiones como “estoy muy estresada” o “me muero de ansiedad” suelen confundir ambos estados de ánimo por el mal uso coloquial de estos términos.
¿Qué es el estado de estrés?
El Estrés es una respuesta fisiológica que se desencadena en el organismo cuando el cerebro interpreta “algo” como peligroso o amenazante. Al percibir que la seguridad o el bienestar están en peligro, el organismo dedica todas sus energías a combatirlo.
Por ejemplo; si una persona va por un bosque y de repente aparece un lobo que se le queda mirando con ojos amenazantes, el cerebro interpreta la situación como peligrosa y se desencadena la llamada:
Función de alarma
En este momento, percibido como de peligro, se origina una alteración en el equilibrio de nuestro organismo, y se produce una descarga simpática masiva que incrementa la capacidad del cuerpo para llevar a cabo una actividad física muy intensa.
En este momento, el cuerpo adopta un estado de defensa, es decir, se prepara para reaccionar, luchar, huir, etc. y reclama todas sus fuerzas para enfrentarse con la valentía necesaria a la circunstancia.
En una situación de emergencia que provoca estrés, se desencadena e incrementa
- la presión arterial
- el metabolismo celular en todo el cuerpo
- las concentraciones sanguíneas de glucosa
- la glucólisis muscular
- la fuerza muscular
- la actividad mental
- la capacidad de concentración y atención
- la coagulación de la sangre
- el riego sanguíneo muscular
- y desciende el riego en órganos que no requieren actividad rápida.
Es decir, toda la energía del organismo se prepara para una reacción física intensa y cuando termina este mal momento, el cuerpo está obligado en adaptarse y pone en marcha una serie de mecanismos para recuperar su equilibrio; entonces la reacción fisiológica del estrés, poco a poco, desaparece.
Pero en cuanto a la salud mental, el problema psicológico empieza cuando se interpreta como peligroso algo que no lo es, esto desencadena la misma reacción que si el peligro fuera real, se desencadena toda la respuesta fisiológica que facilita la respuesta de lucha o huida, pero la realidad es que nos encontramos en un entorno seguro, como una oficina, y no podemos descargar físicamente toda la energía desencadenada por la respuesta de estrés, con lo que se acumula y puede llegar a ser peligrosa, ya que puede originar problemas físicos como subida de tensión, ictus o infartos.
La reacción de estrés puede originarse por factores del ambiente o nuestros pensamientos.
Hay factores específicos que pueden generar la respuesta de estrés, como:
- Incertidumbre
- Exigencia de cambio
- Falta de información
- Indefensión
- Inexperiencia en el manejo de la situación
- Sensación de amenaza y peligro
Regresando a la intención inicial del texto de diferenciar estrés de ansiedad…
¿Y entonces qué es la ansiedad?
La ansiedad es una respuesta fisiológica derivada de la activación continuada de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA) de nuestro organismo. La ansiedad no es un estado emocional, ni un sentimiento, sino una simple activación fisiológica, que tiene unos síntomas específicos pero que en cada persona se puede manifestar de distintas formas.
Por ejemplo, una situación en las que es normal tener ansiedad es antes de un examen. En esta situación el cerebro interpreta que tiene que aumentar el rendimiento y manda una señal que activa la rama simpática, una de cuyos síntomas es incrementar el nivel de activación cerebral.
Cómo reconocer los síntomas de la Ansiedad
Los síntomas de la ansiedad se presentan como una respuesta lógica a alguna situación cotidiana, son leves y de corta duración y desaparecen cuando la situación se normaliza.
Podemos reconocer síntomas que se manifiestan como:
- Manos o pies fríos (personas sin ansiedad suelen tener manos calientes)
- Manos húmedas
- Temblor de manos
- Dolor de cabeza
- Constante fatiga
- Problemas estomacales
- Problemas de sueño
- Sudores
- Temblor de voz
- Despersonalización
- Etc.