martes, abril 29, 2025
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Conoce tres razones por las que el estrés puede hacerte subir de peso

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En simples palabras, la mayoría de los casos de sobrepeso y obesidad clínicos se deben a que el organismo está recibiendo más calorías de las que gasta, sin embargo hay casos en los que la subida de peso puede llegar a ser difícil de entender o no se le encuentre explicación hasta ir con profesional de la salud.

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El estrés y el azúcar en sangre

Para esto existen muchas respuestas diferentes, a veces simultáneas, que conjugan factores biológicos y psicológicos. Lo que sí que sabemos es que, en muchos casos, juega un papel muy importante el estrés. De hecho, existe un corpus de evidencia creciente que indica que las personas que marcan más alto en los indicadores de estrés crónico tienen un riesgo significativamente mayor que el resto de la población de padecer sobrepeso u obesidad.

El doctor en medicina Michael Mosley explica en el medio público británico BBC que el estrés crónico interrumpe el sueño y desequilibra los niveles de azúcar en la sangre, lo que explica que el acto de comer se convierta en muchas personas en un mecanismo de escape emocional para todo ese mismo estrés. El círculo que se cierra entonces es fácil de vislumbrar: comer en exceso lleva a una mayor interrupción del sueño, a valores aún más elevados de azúcar en sangre y, consecuentemente, a mayores niveles de estrés.

Con el tiempo, apunta, esto puede conducir no sólo a niveles insalubres de grasa corporal sino también a padecer patologías serias como la diabetes de tipo II.

Respuesta de huida o lucha

La razón por la que el estrés tiene este efecto sobre los niveles de azúcar, dice Mosley, tiene que ver con lo que se conoce como ‘respuesta de huida o lucha’: en esencia, una liberación de glucosa al torrente sanguíneo que proporciona energía inmediata a los músculos.

Se trata de un mecanismo muy útil, en origen y suponiendo que el estrés realmente responda a una situación en la que es necesario un uso rápido y enérgico de la musculatura. Pero, cuando no es así (lo que suele ser el caso del estrés crónico en el mundo contemporáneo), lo que sucede es que obliga al páncreas a bombear insulina para reducir nuevamente los niveles de azúcar en sangre.

Este influjo de insulina, junto con la brusca disminución de los niveles de insulina lleva a su vez a sentir hambre y un impulso de consumir carbohidratos y azúcar.

 

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