La llegada de nuevas tecnologías a la vida cotidiana de la humanidad, ha representado un cambio para la movilización del mundo entero y ha impulsado la globalización.
Socialmente, laboralmente y a nivel personal, el ser humano se comporta totalmente diferente con respecto a dos siglos atrás o incluso 50 años en la antigüedad. Esto, también se aceleró con la llegada de la pandemia, sin embargo, a pesar de que estos cambios han sido positivos, también representan riesgos emergentes a la salud.
Con información de BBC
El principal problema es que la elevada exposición a computadoras, tabletas, smartphones y resto de tecnologías ha aumentado nuestros niveles de estrés negativo (distrés). Concretamente, cuando el origen está en la dificultad de adaptación a las tecnologías se le denomina tecnoestrés.
Los nuevos riesgos y sus nombres
Ante esta situación aparecen nuevos riesgos que afectan a nuestra salud, entre ellos:
- Vamping: la hiperconexión digital resta horas de sueño y causa insomnio.
- Phubbing o ningufoneo: el desprecio hacia las personas que están a nuestro alrededor por dar prioridad a nuestros teléfonos.
- Smombies: la actitud de circular o realizar otras actividades sin prestar atención por estar pendiente del smartphone.
- Nomofobia: la necesidad de permanecer conectado constantemente. No podemos pasar 24 horas desconectados.
- Text-Neck: conjunto de dolencias en la zona cervical derivadas de la consulta constante al teléfono y la adopción de posturas incorrectas.
- Todos estos riesgos están asociados a un aumento del número de horas que pasamos frente a una pantalla y el descenso de la actividad física.
La combinación de hiperconexión digital, sedentarismo y/o sobrealimentación es letal, y acaba generando problemas circulatorios, respiratorios, musculoesqueléticos o incluso mentales.
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