Este sábado Estados Unidos vuelve a enfrentarse a la posibilidad de un cierre del Gobierno federal, una suerte de tradición de las administraciones divididas entre republicanos y demócratas en el país, pero que en este caso, llegaría en un momento delicado para la principal economía del mundo.
Todavía quedan algunas horas para que expiren los fondos federales para el año fiscal 2023, pero parece improbable que las dos cámaras del Congreso se pongan de acuerdo para la aprobación de un plan de financiamiento a corto plazo que permita mantener funcionando las agencias federales mientras se perfilan los presupuestos del 2024.
El principal obstáculo se basa en un grupo reducido e influyente de representantes republicanos aliados con el expresidente Donald Trump, que tienen un descontento con las sesiones del presidente de la Cámara Baja, Kevin McCarthy, a la Casa Blanca para aprobar en mayo pasado un plan que evitó que el país entrara en suspensión de pagos por primera vez en su historia.
Pero si bien, en aquel caso, las consecuencias de un impago de la deuda pública hubieran causado devastación a la economía estadounidense, la mayoría de analistas coinciden en que un cierre de Gobierno, al menos de forma inmediata, no tendría un gran impacto.
Por el momento, si los legisladores estadounidenses no se ponen de acuerdo para aprobar un plan de financiación antes de las 23:59 de este sábado, la mayoría de agencias gubernamentales, museos y parques nacionales cerrarán, mientras que 1,3 millones de militares y cientos de miles de funcionarios dejarán de percibir su salario.
Con información de EFE.
