Carolina Marín Guevara
Gracias a la difusión que desde los años 60 tuvo Bob Marley, músico jamaiquino, el reggae, género musical caribeño, de contenido social, político y hasta espiritual, se diseminó por el mundo. De ritmo sincopado como el latido del corazón, raíz africana, se conoció por primera vez con el éxito de los Toots & The Maytals de 1968 titulado Do the Reggae.
Este tipo de música espiritual cuyas letras se dedican predominantemente a enaltecer a Jah (Dios), también predominan temas como la pobreza y la resistencia al poder o la opresión racial. Funde el Calipso con el Blues, ska y rocksteady ya establecidos en Jamaica se desaceleraron y, manteniendo su énfasis en el contratiempo, se combinaron con influencias de Estados Unidos como el doo-wop, country, soul y rock.
Como en toda Latinoamérica, el reggae contagió a los músicos y lograron fusiones dando origen a distintas variantes. El reggae logra una contundente estética y una prodigiosa solidez en el mensaje.
Recordamos agrupaciones como el llamado reggae blanco de los UB40, o el de músicos como Eddy Grant. El propio hijo de Marley, Ziggy Marley & The Melody Makers hasta llegar a la banda argentina, Los Pericos, Los Cafres, o La Bonzaire.
Venezuela no se quedó en el límite y aquí surgieron desde 1970 agrupaciones conformadas por músicos isleños: Jah Jah Children y Pirámide, artistas internacionales que graban en estudios venezolanos. Y más contemporáneas, bandas como Onice, Mulato, Rawayana, Paraguaná Roots, Negus Nagast, LapaMariposa, Dame Pa´Matala, Onechot, Papashanty SaundSustem, entre tantas otras.
Valencia disfrutó la escena reggae con cuatro propuestas originales que se presentaron en el Festival VIA Reggae Nigth, edición especial producido por el músico y productor de eventos musicales masivos, Javier Maestre. La Terraza Cultural, un espacio alternativo en El Viñedo, fue el escenario para las bandas La Mata Rica, con su fuerza vital y rumbera; Don Ayawaska que combinó sus temas originales con adaptaciones de salsa, merengue a su estilo.
Disfrutamos de la propuesta de Binghiman Roots, banda fundada por los hermanos, Edward y Edwin Sánchez, voces y letras, se acompañan con grandes músicos que incluye al ensamble de trombones, Bestiari. En este festival cerró la voz fuerte y sensual de Magia, cantautora y poeta, con un increíble trabajo que parte del reggae, incorpora elementos electrónicos y hasta la tonada está presente.
Es imprescindible encender en la ciudad la llama del arte, cultura como vías para el progreso, solidaridad y desarrollo. Tal como refería el propio Bob Marley: “el reggae es un vehículo para llevar un mensaje de libertad y de paz”.