El encuentro de las mujeres más influyentes de la historia tuvo lugar en el evento Royal Command Film Performance, en el que ambas asistieron como invitadas de honor.
En la visita de Marilyn Monroe al Reino Unido, por el rodaje de la cinta El Príncipe y la Corista, de acuerdo con el libro When Marilyn met the Queen de Michelle Morgan, indica que el símbolo de Hollywood quedó cautivada con la monarca al punto de que “su sueño era tomar el té en el Palacio de Buckingham e, incluso, su publicista Alan Arnold encontró el deseo en su lista de tareas diarias”, según informa El Universo.
Desafortunadamente, en aquel entonces la actriz nunca pudo tomar el té con Isabel II. Sin embargo, su encuentro sería en el final de su viaje, el 29 de octubre de 1956, cuando acudió al Royal Command Film Performance, ahora conocido como Royal Film Performance, en el Empire Theatre en Leicester Square, Londres. Marilyn llamó a ese acto: ‘El espectáculo de la reina’.
En dicho evento se estrenan producciones de cine importantes, siendo la primera en 1946 y la familia real asiste para dar apoyo en la recaudación de fondos para la realización del evento y algunos programas de beneficencia.
En la edición de 1956, para el estreno de la cinta The Battle of the River Plate, protagonizada por Peter Finch y Anthony Quayle. Marilyn no actuaba en la cinta, pero asistió como invitada de honor al lado de su tercer esposo, el dramaturgo Arthur Miller. Una vez dentro, se unió al resto de actores que esperaban en fila la llegada de la reina.
Isabel II llegó al evento acompañada de su hermana, la princesa Margarita, y Lord Luis Mountbatten con su esposa. El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, no asistió debido a que estaba en un viaje oficial de cuatro meses en el Royal Yacht Britannia.
Marilyn, por su parte, se ubicó a la mitad de la fila para dar el saludo a la Reina, mirando hacia adelante, esperando su turno y contando cuántas personas quedaban para su encuentro.
Finalmente el momento llegó, La monarca miró a la glamurosa actriz de arriba a abajo, la estrella le hizo una perfecta reverencia, un gesto que Monroe no estaba obligada a hacer, ya que no es británica, pero que Isabel II agradeció con una sonrisa.
El histórico momento quedó inmortalizado en fotos y video, y ambas recordaron el acontecimiento en la posteridad. Luego, no volvieron a encontrarse.
