Para muchas personas la procrastinación es sinónimo de flojera, lo cierto es que en la mayoría de los casos esta no suele ser la razón detrás de ella, explicó Jenny Yip, psicóloga clínica y directora ejecutiva del Little Thinkers Center.
«La pereza es algo como: ‘No tengo absolutamente ningún deseo de pensar en esto’. La procrastinación es: ‘Me molesta pensar en esto. Y, por tanto, me cuesta hacer el trabajo’. Es una gran diferencia», dijo.
CNN
Saber por qué procrastinas y aprender a combatirlo son las únicas formas de cambiar tu comportamiento, según los expertos. La psicóloga Linda Sapadin trató de ayudar en este esfuerzo de superación personal con su libro «How to Beat Procrastination in the Digital Age».
Puedes ser el perfeccionista, el soñador, el preocupado o el desafiante: estos son todos los estilos de procrastinación que Sapadin detalla en su libro.
Aunque estos tipos de procrastinación no son diagnósticos específicos y no están respaldados por investigaciones, «son tipos psicológicos o razones por las que alguien puede procrastinar», afirma Yip, que también es profesora clínica adjunta de Psiquiatría en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.
A continuación te explicamos qué tipo de procrastinador puedes ser, aunque recuerda que podrías encarnar más de uno de estos rasgos.
El perfeccionista y el preocupón
Un procrastinador suele ser un perfeccionista, dice Yip.
«Como el perfeccionista necesita que las cosas se hagan a la perfección, con todos los puntos sobre las íes, requiere un esfuerzo insuperable. Y si no tiene un plan para completar la tarea, se perderá».
Los preocupones tienden a ser indecisos y a depender de los demás para que les aconsejen o les tranquilicen antes de tomar la iniciativa por sí mismos. También se resisten mucho al cambio y prefieren la seguridad de lo conocido.
Tanto los perfeccionistas como los preocupones pueden aplazar el inicio de las tareas por miedo al fracaso o a las críticas, afirma Itamar Shatz, investigador de la Universidad de Cambridge, Reino Unido y creador del sitio web «Solving Procrastination».
Desafía esas creencias y tu comportamiento reconociendo que los estándares perfeccionistas no son realistas, dijo Shatz. «Sustitúyelos por estándares que sean lo suficientemente buenos, dándote permiso para cometer algunos errores», añadió.
Evita pensar en todo o nada y ponte un límite de tiempo para completar una tarea. (Y ajústate a ese plazo, pero no te rindas si no lo cumples).
El soñador
A un procrastinador «soñador» no le gustan los detalles logísticos que suelen ser necesarios para llevar a cabo un proyecto, explica Saripalli. «Les gusta tener ideas», añade. «Esas cosas son divertidas. Luego ejecutar esas visiones es algo difícil o aburrido».
Los soñadores también pueden considerarse personas para las que el destino intervendrá, haciendo que el trabajo duro proactivo y la eficiencia parezcan innecesarios.
Y, al igual que un perfeccionista, un soñador puede querer siempre algo mejor, afirma Yip. Entrénate para diferenciar entre sueños y objetivos, y aborda los objetivos con seis preguntas: qué, cuándo, dónde, quién, por qué y cómo. Cambia «pronto» o «un día» por tiempos concretos. Escribe tus planes en un calendario, especificando cada paso.
El desafiante
Las personas con procrastinación desafiante tienden a ver la vida en términos de lo que los demás esperan o exigen que hagan, no de lo que ellos quieren. Este pesimismo disminuye su motivación para completar las tareas.
Si tienes esta mentalidad, busca formas positivas de sentir que tienes el control, dice Shatz. Esfuérzate por actuar en lugar de reaccionar e intenta trabajar con un equipo o supervisor, no en su contra.
«Si algo no te gusta, en lugar de mostrarte pasivo-agresivo, reconoce lo que funciona o no y habla con quien te haya asignado esa tarea», explica Yip. «Los desafiantes no suelen sentirse preparados para mantener estas conversaciones con quienes consideran figuras de autoridad, o no creen que mantenerlas les vaya a reportar ningún beneficio o resultado positivo. (…) Eso no es necesariamente cierto».