La vida nuestra se mide en par; por Soledad Morillo Belloso

Soledad Morillo Belloso

Caracas, 26 de diciembre, 2022

Fuimos, somos y seremos por siempre «nosotros». Los que se juraron quererse, amarse, respetarse, acompañarse.

Luchamos juntos por Venezuela.  Enfrentamos todas las adversidades. Y fuimos felices así sobre la mesa no hubiera mucho que poner. Fuimos ricos. Sí, magnates del verdadero amor. De ese que se cuece lentamente en los fogones del corazón.

El día que cumplimos quince años de casados, me escribiste: «Apostaron a que no duraríamos ni cinco; y aquí estamos, quince años de un mundo que sin ti no tendría sentido».

Mi mundo sin ti es un absurdo. Es un crucigrama que no hay cómo resolver; el autor cometió errores, dejó huecos y vacíos que no hay letras para llenarlos.

Supongo que para quienes tienen hijos y nietos es más fácil lidiar con esta soledad. Yo no tengo esa fortuna. Lo que yo tengo es tu mirada, los miles de pasos que dimos juntos, tu risa y tus lágrimas en esa cama de enfermo en la que cerraste los ojos para siempre.

No puedo decirte adiós.  No quiero. Todo es un inmenso disparate. Y me niego con todas mis fuerzas a despedirme de ti. La vida nuestra se mide en par.  Siempre en dos, esos dos que fuimos y que no hay modo de convertir en impar. Los verdaderos amores no tienen un final.

Hoy, otra vez, amanecí sin ti. El sol ya no brilla. Los días pasan y el dolor no se aquieta. Y la vida es ausencia, solo fría ausencia.

Digan lo que digan los torpes, nadie puede quitarme ese «nosotros» que fuimos, que somos, que seremos. Tengo muchas fotos de nosotros. En tu cartera hay una foto mía que siempre guardabas. Los que nunca entendieron lo nuestro no lo entenderán ahora. Y sí, en mi infinita tristeza, cuando estiro mi mano y no estás, siento lástima por ellos. Nunca tendrán un amor como el nuestro. Y si lo tienen, no sabrán cuidarlo.

En tu celular hay cientos de fotos de tus hijos y nietos. Los quisiste con toda tu alma. Ojalá ellos entiendan alguna vez lo mucho que significaron para ti. Ojalá comprendan que tuvieron el mejor papá y abuelo posible de imaginar.