La cifra de muertos por el terremoto que sacudió este lunes -6 de febrero- a Turquía y a Siria ya superó los 5.000 y los rescatistas ubicados en ambas naciones intentan encontrar sobrevivientes en medio de los escombros para evitar, a toda costa, que este número crezca. El frío también está jugando en contra de los equipos de rescate, que están utilizando todos sus recursos para encontrar a las personas que aún siguen sepultadas.
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Como suele suceder en este tipo de desastres, hay historias que se convierten en símbolos, pues resulta inexplicable cómo, ante la magnitud de lo sucedido, se siguen encontrando rastros de vida debajo de las toneladas de escombros, lo que alienta, mucho más, a quienes intentan encontrar a sus familiares o seres queridos.
Este es el caso de Nour, una pequeña niña que, pese a todos los pronósticos y haber estado enterrada durante horas, finalmente fue encontrada y rescatada con vida. Con su rostro maltratado, pero consciente y algo confundida, logró ser entregada a su padre, quien observaba cómo los socorristas quitaban, una a una, las piedras que le impedían moverse.