Juana Llerena muy poco sabía del paradero de dos de sus cuatro hijos desde que decidieron vivir entre andenes y calles, pero cuando llegaban a su casa, en Lo Amador, en Colombia, los recibía con amor, los atendía y esperaba que se quedaran con ella.
El Universal
Así ocurrió en la madrugada del 26 de abril. Juana no sabe qué pasó para que Julio César y Luis Mariano Morales Llerena se agredieran con piedras en las afueras de su vivienda. Efecto de las drogas que consumían a diario, supone. De lo que sí está segura es que será difícil reponerse de la tragedia que vive al tener un hijo muerto y otro tras las rejas, producto del mismo hecho.
“No sé ni qué peleaban, estaban discutiendo y terminaron tirándose piedras”, dijo. Ese enfrentamiento se acabó cuando Luis habría agredido a su hermano mayor en la cabeza. Un golpe certero lo dejó inconsciente en la calle San Fernando. Murió dos días después.
El reporte oficial confirma que al hombre, de 44 años, lo ingresaron a las 5:30 de la madrugada del miércoles a la Clínica Cartagena del Mar. Tenía una lesión en la cabeza. A la 1:10 de la tarde del viernes 28 de abril, su corazón dejó de latir.
“Es muy duro esto, los dos son mis hijos… Me duele lo que pasó”, dice la mujer y cuenta cómo el que habría matado a su hermano se arrepintió, lo auxilió y llevó a la clínica: “Después, él mismo se dio cuenta de lo que había hecho, no lo quería matar. Junto con otros muchachos lo ayudó”, pero el golpe resultó ser fatal.