Con frecuencia médicos y expertos recomiendan tener una actividad física estable, siempre se cree que el adulto necesita más de esta actividad, pero lo cierto es que los adolescentes por lo general padecen más de sedentarismo por diversos factores.
Los adolescentes deberían realizar al menos 60 minutos de actividad física moderada o vigorosa cada día, según la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, un estudio de 2019, publicado en la revista académica The Lancet Child & Adolescent Health, mostró que menos del 20% de los adolescentes escolarizados de todo el mundo realiza esta cantidad de actividad, y las chicas son menos activas que los chicos.
Luego está la tecnología. Casi la mitad de los adolescentes estadounidenses dicen estar conectados «casi constantemente», según un estudio del Pew Research Center, frente a solo el 24% en 2014-2015. Y el recreo y el tiempo de juego al aire libre ya no son obligatorios en la mayoría de las escuelas, dijo Carol Harrison, fisióloga clínica sénior del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas en Houston.
Además, hoy en día hay más niños que van a la escuela en auto que en el pasado, cuando iban a pie o en bicicleta.
Formas de impulsar la actividad física
¿Cómo conseguir que tu hijo adolescente empiece a ejercitarse? Aunque suele ser un reto, hay muchas formas de introducir más actividad física en la vida de los menores.
Haz del movimiento una experiencia divertida y social
Nadie quiere que le digan que salga a correr. En cambio, busca actividades que puedan disfrutar todos juntos. Puede ser algo tan sencillo como un paseo en bicicleta en familia, una ronda de lanzamiento de pufs o una excursión al parque con los amigos. En los días libres, programa una acampada en la que se incluya una sesión diaria de natación, senderismo o remo.
Considera los deportes organizados
Los deportes organizados son buenos para ayudar a los adolescentes a establecer conexiones sociales y aprender a perseverar y trabajar en equipo. Pero algunos programas se centran más en ganar y menos en cultivar habilidades. Si su hijo está ansioso por dominar un deporte en particular, un programa competitivo puede ser una buena opción. Pero los adolescentes que practican deportes organizados por la diversión y la socialización pueden preferir un entorno menos competitivo.
Y ten en cuenta que los entrenadores desempeñan un papel importante en el nivel de actividad de un equipo, dice Jennifer Agans, profesora adjunta del Departamento de Gestión de Actividades Recreativas, Parques y Turismo de Penn State, en University Park, Pensilvania. Algunos dirigen prácticas menos activas, en las que los jugadores pueden pasar mucho tiempo escuchando instrucciones o esperando su turno en un ejercicio de tirar a la canasta.
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