Para poder diagnosticar el síndrome, los especialistas tienen que conocer los síntomas de la patología y realizar una entrevista clínica con el empleado que les permita averiguar si existe la sospecha de padecer la enfermedad. Además, conviene que el profesional conozca cómo es su situación dentro de la empresa y cómo está organizado el trabajo.
Existen diferentes escalas o sistemas de medida para detectar el desgaste profesional. La más utilizada es la escala de Maslach o Maslach Burnout Inventory (MBI), que está constituido por 22 ítems en forma de afirmaciones sobre los sentimientos y actitudes del profesional respecto a su trabajo, el entorno laboral, sus compañeros, los clientes…
Tratamientos
El síndrome de burnout debe abordarse de forma global, con iniciativas que incluyan desde cambios organizativos en la empresa hasta tratamiento psicológico. En el plano individual, el tratamiento psicológico de los afectados debe centrarse en los siguientes aspectos:
- Psicoeducación y autonococimiento. Conocer el burnout y los factores que lo originan, así como las circunstancias que están detrás de cada caso particular.
- Aprender a afrontar el estrés. Mediante técnicas de relajación y respiración, así como con terapia psicológica congitivo-conductual.
- Ajustar las expectativas a la realidad.
- Mejorar la autoestima.
- Trabajar la resiliencia y la asertividad.
- Hábitos saludables. Una alimentación sana, abandonar el tabaco, el alcohol y otras drogas y la práctica regular de ejercicio físico son fundamentales para afrontar el estrés y contribuyen a la salud mental.
En los casos en los que el afectado padezca depresión y ansiedad, deberá someterse al tratamiento farmacológico que le prescriba el médico.