viernes, marzo 14, 2025
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Sonata a la vida; por Marbella Díaz Wever

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Marbella Díaz Wever

Isabel Allende, señaló: “Silencio antes de nacer, silencio después de la muerte, la vida es puro ruido entre dos insondables silencios”.

Cada quien marca su propio compás en la vida. Y en ese trayecto cada quien vive diferentes cambios de tempo. Nadie puede vivir las oberturas del otro, tampoco los arpegios o acordes que se suceden en las etapas del desarrollo y crecimiento humano.

Ciertamente desde la cuna a la tumba hay melodías y silencios que nos acompañan, la vida es una escuela donde sólo se aprende quien escucha el sonido de su alma.

Al abrirse el telón en el nacimiento comienza la Sonata. La infancia, juventud, madurez y vejez pueden considerarse como los movimientos musicales del Allegro, Adagio, Minuetto y Rondó, en una composición que puede ser armónica y rítmica o conflictiva y discordante.

Cada edad tiene sus partituras y notas musicales dentro del pentagrama de la experiencia y conocimiento.

Vivir y morir son dos polos que se afinan para interpretar la melodía por la que transitaremos con nuestras luces y sombras hasta llegar a la eternidad.

Nadie nace con una batuta, cada ser humano dirige el concierto acorde a su inspiración.

La Sonata de la Vida nos enseña que hay movimientos lentos, danza y movimientos rápidos. Todos tienen su momento para ser disfrutado.

¿Quién se cree dueño de la Sinfonía? Somos artífices de nuestra propia obra.

Llega un punto en que cada ser humano busca que el sonido de su alma haga eco con el sonido del universo.

La alegría alimenta nuestro espíritu, a pesar de que el miedo se esconda y lo veamos por la rendija.

Dios nos creó para transitar acompañados de sonoridad, sólo que nuestro oído no está acoplado para finas notas musicales y por ello no escuchamos ni desciframos los mensajes espirituales.

Al contemplar el pasado podemos afirmar que llegamos al hoy cargados de copla y cada día tejemos más versos para la canción final.

Vaya vida, compañera de ruta, aún estamos en los ensayos para subir al escenario y presentar la obra.

Finalmente, Isabel Allende, apuntó: “Todos tenemos una reserva de fuerza insospechada que emerge cuando la vida nos pone a prueba”. ¿Estamos preparados para la próxima Sonata?

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